El patio de la Facultad de Psicología es un lugar donde la naturaleza despliega su diversidad y ofrece a quien lo recorre un espectáculo cambiante a lo largo del año. Árboles centenarios, arbustos de colores variados, trepadoras y especies frutales conviven en un espacio trabajado con paciencia y cuidado, que hoy se presenta como un verdadero pulmón verde en medio del edificio central de la casa de estudios.
En conversación con el técnico en jardinería encargado de los trabajos realizados en el patio, Marcelo Bonilla, se repasó el proyecto iniciado en 2010 y que es coordinado por la responsable de la Unidad de Gestión Edilicia, Arq. Cecilia Ferrari, en conjunto con el Director del Departamento de Intendencia, Nelson Fontán.
Bonilla recordó que en un primer momento encontraron un sitio que llevaba años sin intervención. Allí inició la primera etapa, que consistió en la extracción de especies invasoras y en la recuperación de áreas debilitadas. Más adelante se incorporó un nuevo sustrato con materia orgánica y nutrientes, lo que revitalizó el suelo. Entre 2010 y 2013, sostuvo, se consolidó un diseño renovado, con arbustos, herbáceas y una nueva estructura paisajística.
La jardicultura orgánica: un enfoque natural
Tras un período en el que el espacio volvió a decaer, el equipo retomó la tarea en 2023. Bonilla describió esta fase como una labor de recuperación sobre lo ya trabajado, atendiendo la desaparición de la gramilla y la pérdida de varias especies. “Lo que hacemos es jardicultura con manejo natural”, señaló, aludiendo a su concepto de jardinería orgánica, basada en podas respetuosas de los ciclos, uso de preparados caseros y ausencia de agrotóxicos.
Entre las especies más relevantes del patio mencionó el cedro del Atlas, al que consideró uno de los ejemplares más antiguos del país dentro de su género. También destacó la magnolia grandiflora, con flores perfumadas de gran tamaño; la palma de las Canarias, cuidada frente al ataque del picudo rojo; y el tradicional árbol de Artigas, el ibirapitá, que florece en febrero con un intenso amarillo. Otros frutales como higueras, paltos y pitangas también forman parte de este entramado vegetal, en convivencia con arbustos ornamentales y flora nativa.
La reflexión sobre la biodiversidad ocupó un lugar central en sus palabras. Bonilla subrayó que se buscó evitar la sobrecarga de especies repetidas y se introdujeron plantas propias de la ecorregión uruguayense, que comprende Uruguay, parte de Argentina, Paraguay y Brasil. Esta diversidad, dijo, fortalecía las defensas naturales de las plantas frente a plagas y enfermedades.
Un jardín con vida durante todo el año
Otra de las ideas que transmitió el jardinero fue la intención de lograr un espacio con movimiento y vitalidad durante todo el año. “No queríamos un diseño que solamente se destaque en primavera”, explicó. Por eso se eligieron especies con floraciones en distintas estaciones: desde el jazmín del Paraguay a fines de invierno, hasta la altea en pleno verano, pasando por el ciruelo rojo con su contraste purpúreo. De este modo, el patio ofrece siempre algún signo de vida en permanente renovación.
El cuidado de ejemplares históricos también forma parte de la tarea. Bonilla relató cómo se realizan podas sanitarias a árboles atacados por parásitos, con el fin de salvar especies centenarias que brindan sombra y un valor cultural significativo al espacio. “Cumplen una función muy importante; sin ellos el patio sería otro”, afirmó.
Finalmente, el paisajista resaltó la importancia de la reproducción de plantas dentro del mismo lugar, aprovechando esquejes y brotes para expandir especies en sectores más favorables. Esa práctica, unida a la jardicultura orgánica, le da al patio de la Facultad de Psicología un carácter único: un espacio en el que la naturaleza se expresa con diversidad y movimiento.