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Las muchas vidas de Sonia Mosquera: memoria, arte y resistencia

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Entre recuerdos, afectos y reflexiones, el conversatorio Las muchas vidas de Sonia Mosquera reunió a colegas, amigos y familiares para repasar la trayectoria de una mujer que dejó huella en la cultura, la política y la memoria colectiva. Las intervenciones trazaron un retrato múltiple: la militante incansable, la creadora comprometida, la amiga solidaria y la voz que incomodaba para abrir caminos.

El homenaje se realizó en el salón de actos Élida Tuana, organizado por el Instituto de Psicología Social, al cual perteneció Mosquera. La actividad contó con transmisión en vivo por el canal de la Facultad en la plataforma YouTube.

La docente Cecilia Marotta ofició como moderadora del evento. En su intervención, resaltó el aporte de Mosquera a la cultura uruguaya, en especial su mirada crítica sobre el papel de las mujeres en las artes y la sociedad. Además, señaló que su obra y su palabra abrían caminos para nuevas generaciones y que su ejemplo seguía inspirando proyectos culturales con perspectiva de género.

Durante el conversatorio, se concretó la donación de la colección de libros de Mosquera a la Biblioteca de la Memoria-Museo de la Memoria. El acto simbólico estuvo a cargo de su hijo, Fito, quien entregó los documentos a la directora de la biblioteca, Begoña Ojeda. Ambos coincidieron en que este gesto buscaba mantener viva la voz de la exdocente y poner su producción al servicio de la memoria colectiva. Begoña destacó que “donar es también confiar en que otros seguirán la tarea”, mientras Fito expresó orgullo por compartir el trabajo de su madre con la comunidad.

Una mujer adelantada a su tiempo

Posteriormente, tomó la palabra la historiadora y docente uruguaya Graciela Sapriza, quien evocó a Sonia Mosquera como una figura multifacética, comprometida con la transformación social y con un pensamiento crítico que desafiaba las estructuras establecidas. Destacó que Mosquera supo vincular la militancia política con la labor cultural y académica, sin separar el compromiso intelectual del compromiso con la vida cotidiana. “Sonia no se acomodaba, incomodaba”, expresó, para subrayar que su accionar siempre buscó interpelar y abrir preguntas. Recordó su participación activa en espacios feministas y en la lucha por los derechos humanos, donde su voz y su presencia marcaron caminos para otras mujeres.

Sapriza también resaltó la coherencia ética que atravesó toda la vida de Mosquera, incluso en los contextos más adversos. Explicó que su trabajo de investigación y creación no se concebía como un fin en sí mismo, sino como parte de un tejido de acciones colectivas orientadas a la memoria y la justicia. Mencionó que su pensamiento estaba profundamente vinculado con las luchas históricas y que supo articular lo personal con lo político de manera ejemplar. Para Sapriza, la vida de la exdocente fue un testimonio de resistencia activa y de profunda generosidad intelectual.

La huella en el teatro y la memoria

El decano de la Facultad, Enrico Irrazábal, centró su intervención en el rol de la homenajeada dentro del teatro uruguayo y en su aporte a la construcción de memoria cultural. Subrayó que cada puesta en escena de Mosquera era también un acto político, en el que las historias que llevaba al escenario dialogaban con el presente y con las luchas de su tiempo. “Sonia no solo representaba historias, las encarnaba”, afirmó, para remarcar que su presencia escénica trascendía lo interpretativo y se transformaba en una forma de intervención social. Explicó que su concepción del arte estaba atravesada por la necesidad de abrir debates y provocar reflexión.

Irrazábal señaló que el legado de Sonia no se agota en sus obras teatrales, sino que también se expresa en una pedagogía de la memoria. Recordó su participación en procesos colectivos donde el arte funcionaba como herramienta para pensar críticamente la realidad, y cómo esa impronta continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas. Resaltó que su trabajo dejó huellas tanto en la escena teatral como en la forma de concebir el vínculo entre cultura, política y memoria.

La docente de la Facultad, Gabriela Etchebehere, leyó un escrito de la psicóloga y exdocente Maricel Robaina, quien evocó la trayectoria vital y política de Mosquera y enfatizó su comproLas muchas vidas de Sonia Mosquera: memoria, arte y resistenciamiso incansable con la justicia y la igualdad. El texto, cargado de afecto y admiración, invitó a pensar en Sonia como una presencia que trasciende la ausencia, inspirando a quienes continúan luchando por las causas que ella defendió.

La amiga y la compañera

La profesora Carmen de los Santos habló desde la cercanía afectiva y compartió recuerdos que mostraban a Mosquera como una persona cálida, con un sentido del humor agudo y una determinación inquebrantable. Relató anécdotas que revelaban su capacidad de acompañar y sostener a los demás, incluso en momentos de gran dificultad personal. “Sonia nunca dejó de pensar en los demás”, señaló, y enfatizó su disposición a estar presente para quienes la rodeaban. Destacó también su creatividad para iniciar proyectos y su energía para sostenerlos en el tiempo, siempre con un espíritu colectivo.

De los Santos se refirió a la dimensión humana de Mosquera, más allá de lo público y lo artístico. Describió cómo, en los espacios más íntimos, mantenía la misma coherencia y compromiso que en sus acciones políticas y culturales. Recordó que, incluso en las circunstancias más complejas, Sonia encontraba formas de seguir construyendo junto a otros, sin renunciar a sus principios. Su testimonio permitió ver a Sonia no solo como referente cultural, sino como amiga leal y compañera imprescindible en la vida de muchas personas.

En el cierre, Marotta leyó una carta enviada por la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, en la que se rindió homenaje a la memoria de Mosquera. Luego, se abrió un espacio de intercambio entre los presentes, cargado de afecto y memoria. Participantes y asistentes compartieron anécdotas, reflexiones y emociones, subrayando la vigencia de la figura de Sonia Mosquera y la huella que dejó en distintos ámbitos. Las intervenciones se entrelazaron en un clima de reconocimiento colectivo, donde se reafirmó que su legado sigue vivo no solo en sus obras y escritos, sino también en la manera en que marcó la vida de quienes la conocieron y trabajaron con ella.

Culminado el evento y en el marco del homenaje, el decano Enrico Irrazábal recibió de manos de Fito materiales pertenecientes a Juan Carlos Carrasco, figura en la historia de la Facultad de Psicología. El gesto, sumó un momento de especial valor simbólico, al unir en un mismo acto la memoria de Mosquera con la de Carrasco, dos referentes que marcaron la vida académica y cultural de la institución.

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Publicado el Miércoles 13 Agosto, 2025

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