El salón de actos “Élida Tuana” fue el escenario donde, el pasado 8 de mayo, se realizó la presentación del libro “Enfermos y anormales. Anarquismo y psiquiatría en el Uruguay de la primera mitad del siglo XX”, una actividad organizada por el programa Clínica psicoanalítica y fronteras disciplinares del Instituto de Psicología Clínica de la Facultad de Psicología.
El evento, que contó con transmisión por el canal institucional de la Facultad en YouTube, tuvo la presencia del autor del texto, Fabricio Vomero y la moderación de la docente Andrea Bielli. La actividad se centró en las intervenciones de la docente de la Facultad, Pahola Behetti, María José Beltrán de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar) y Luigi Celentano, de la Universidad de Morón (Argentina).
En el libro, Fabricio Vomero analizó cómo la psiquiatría uruguaya, en alianza con el poder judicial, definió y clasificó a tres anarquistas de la primera mitad del siglo XX como enfermos mentales o sujetos anormales. Estudió los casos de Vicente Moretti, Pedro Boada Ribas y Pedro Rodríguez Bonaparte, cuyas trayectorias fueron intervenidas por dispositivos psiquiátricos que despolitizaron sus actos, ocultando su carácter militante y reduciéndolos a diagnósticos clínicos. A partir de archivos inéditos, Vomero mostró cómo el Estado construyó narrativas de verdad científica que criminalizaron el cuerpo y la subjetividad de estos militantes. Su investigación reveló la función política de la psiquiatría en la producción de encierro y exclusión, y propuso una lectura crítica que reconoce en estas historias una genealogía de saberes aún vigentes.
La óptica de los ponentes
María José Beltrán destacó el valor del libro como aporte a la historia del saber psiquiátrico y su función política en Uruguay. Señaló que Vomero no solo reconstruyó los orígenes institucionales y conceptuales de la psiquiatría, sino que también mostró cómo operó como herramienta de control social en un contexto marcado por la modernización, la eugenesia y la legislación represiva. A partir de los casos de anarquistas, Beltrán subrayó cómo la psiquiatría clasificó, estigmatizó y definió destinos en base a escalas biotipológicas y discursos de peligrosidad, desplazando la responsabilidad por la noción de anormalidad. Concluyó que estas lógicas persisten hasta hoy y que el libro permite entender cómo ciertos discursos siguen moldeando las respuestas institucionales a lo que se considera problemático.
Luigi Celentano abordó el caso de Pedro Rodríguez Bonaparte como ejemplo de cómo el Estado estigmatizó a los anarquistas de acción a través de pericias psiquiátricas. Bonaparte fue tratado como enfermo por simular locura con el fin de evitar la cárcel, lo cual expuso el uso político de la psiquiatría para reprimir la disidencia. Celentano contextualizó la figura del anarquista de acción, destacando su pertenencia a sindicatos combativos como el de panaderos y su accionar violento como forma de lucha obrera. Resaltó la contradicción entre la narrativa oficial, que criminalizó a Bonaparte, y la de sus compañeros, que lo reivindicaron como víctima del sistema. Concluyó que las pericias revelan el uso disciplinador del saber psiquiátrico y dejan abierta la duda sobre la veracidad de la locura atribuida a Bonaparte.
Paola Behetti planteó que el libro articula análisis historiográfico y antropológico para mostrar cómo la psiquiatría uruguaya configuró figuras de anormalidad y enfermedad con efectos de poder. Enfatizó el rol de la pericia como narrativa legitimada que estableció distinciones entre locura y responsabilidad, y examinó el uso disciplinar de estos diagnósticos. Behetti reflexionó sobre el estatuto de caso en el libro, considerándolo un modo de razonamiento desde lo particular, y destacó cómo Vomero reconstruyó dispositivos de medicalización que despojaron al sujeto de su dimensión política. También analizó la figura del psiquiatra Chepare, cuya historia fue desmitificada en el libro, y recuperó la idea de la locura como forma de resistencia. Concluyó que el texto interpela críticamente las categorías psiquiátricas y cuestiona su pretendida neutralidad científica.