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Alcohol y manejo: estudiantes no tienen percepción del riesgo (Entrevista al Asist. Juan Luis Chavez)

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Investigación: Jóvenes Universitarios y la percepción de riesgo en relación a la conducción y al alcohol
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El Observador
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Medio digital
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http://www.elobservador.com.uy/noticia/289199/alcohol-y-manejo-estudiantes-no-tienen-percepcion-del-riesgo/

Estudio revela “escasísima” percepción del riesgo entre estudiantes

Casi cuatro de cada 10 universitarios confesaron haber manejado bajo los efectos del alcohol por lo menos una vez en el último año.

“Es altísimo”, calificó Juan Luis Chávez, autor de la investigación que será presentada mañana en el marco de la Semana de la Seguridad Vial organizada por la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) y que involucró a 374 conductores de entre 18 y 25 años, de los cuales un 10,5% no tenía licencia de conducir, y 439 acompañantes de la misma edad. La mayoría dijo haber cometido esta infracción entre una y tres veces, pero no es despreciable la cantidad de quienes lo hicieron más de 10. La conclusión de Chávez es dramática: “Hay escasísima percepción del riesgo en los jóvenes universitarios”.

Otros resultados abonan esa afirmación. Solo tres de cada 10 encuestados contestaron que “creían” que no se puede consumir “nada” de cerveza antes de conducir. Un poco más, el 35,9%, afirmó que “es posible” beber “dos o más vasos” sin que eso sobrepase el límite legal de 0,3 gramos de alcohol por litro de sangre. Mientras que el 74,8% dijo que puede bajarse dos o más vasos de cerveza y manejar sin dificultades.

Los investigadores de la Facultad de Psicología sostienen que el problema está en la real percepción sobre los efectos del alcohol, la cual puede estar influenciada por el hecho de que casi un tercio de los participantes consume alcohol de dos a tres veces por semana y el 2% lo hace cuatro veces o más. Este comportamiento “se aproxima a un consumo problemático del alcohol”, se lee en un resumen del estudio al que accedió El Observador. Algunos estudiantes expresaron que se emborrachan dos o tres noches seguidas y no sueltan el volante. 
Y otro dato: el 28% contestó haberse puesto al volante inmediatamente después de haber tomado el último trago. Muchos consideraron que el hecho de beber en la comida no constituye un peligro.  

Llama la atención que estas respuestas provengan de gente con alto nivel educativo. Para Chávez no es sorpresa. Y enumeró las razones: la condición transgresora de la población con mayor intelectual, las fallidas campañas de sensibilización, un sistema punitivo demasiado laxo y la falta de educación en seguridad vial durante la niñez. “Estos comportamientos de riesgo no pasan por la situación racional o la información que maneja la persona. Hay otras motivaciones”, comentó a El Observador. 

A Chávez le sorprendió el alto porcentaje que confesó asumir el riesgo de manejar bajo los efectos del alcohol e ir acompañado en el auto. El 53% viajaba con sus amigos y el 6% con sus familiares. “Esto sugiere que en el seno familiar tampoco está siendo debidamente tratada la combinación alcohol y conducción como un comportamiento peligroso”, afirmó.
Los acompañantes
Las respuestas de los acompañantes tampoco fueron mejores. Un tercio confesó que se sube al auto de un alcoholizado (26% eligió la opción “me importa pero acepto” y 1% la de “no me importa”). En general, más de siete de cada 10 estudiantes dijo haber pasado por la experiencia.

Otro dato: El 27,9% de los entrevistados fue pasajero de un conductor que había consumido alcohol en el último mes entre una y cinco veces; mientras que el 1% se había subido a un vehículo con el conductor en esas condiciones ocho o más veces. Y otro preocupante: En el 16,7% de los casos el que iba manejando era el padre o la madre.
Consultados sobre por qué deciden asumir el riesgo, las razones más señaladas fueron el no poder ofrecerse para conducir por no tener libreta y las deficiencias del transporte público en ese horario.

Propuestas
A modo de propuestas, el equipo de Chávez −que incluye a los psicólogos Natalia Vivanco y Pedro Mujica− propone el incremento de la oferta del transporte público en horario nocturno y el trabajo con los padres para que tomen conciencia de que entre sus funciones parentales está la de ser ejemplo para sus hijos al conducir y que deben estar atentos a la conducta de sus hijos cuando van o vuelven de una fiesta.

También que se debe promover que los jóvenes aprendan a “decir no” a quien les ofrezca llevarlos y generar programas a nivel nacional de capacitación de promotores y multiplicadores en seguridad vial que trabajen en la educación a nivel preventivo de salud.
“En un país de viejos, (los siniestros de tránsito) se llevan a nuestros hijos”, afirmó Chávez.

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